© Autor: Antonio Otzoy
La palabra reveladora es sencilla como la luz de una vela, tenue y a la vez, quema.
Es comparable con una sonrisa franca, porque manifiesta el deleite del corazón.
Es como el murmullo del manantial al correr de sus aguas.
Los hombres y las mujeres que cultivan su espíritu de paz, paciencia y amor, las reconocen, disfrutan de su belleza, diferentes e importantes para su experiencia diaria.
La palabra reveladora es aquella recogida gota a gota, abrazada y con la ternura de los corazones preservada.
Lentamente esa palabra va tomando forma, belleza y sentido de ser, que la hace apetecible. Ella es capaz de transformar, de liberar y de hacer soñar una vida con dignidad.
Algunos hombres y algunas mujeres, suspiran por ella, hablan de ella, la anhelan, les parece importante y necesaria para nuestro mundo.
Sin embargo, aquella palabra al contacto con nuestra realidad humana se esfuma.
Nuestro mundo está invadido por la desgracia, la insolencia, las mentes perturbadas no las perciben y dan rienda suelta a sus degeneradas palabras que aniquilan porque siembran dolor, angustia y muerte.
Dejemos que la palabra reveladora llegue a nosotros con su propia música, con sus tonadas altas y bajas, con su sabor y belleza, para que nuestro mundo conozca que esta palabra es la verdadera salida del corazón.
Hace comunidad para disipar la división, levanta al debilitado para que se incorpore al grupo como la gran familia.
Cambia la tristeza por alegría porque vibra en esas palabras la emoción y ternura de vida.
Seas tú y yo, hombres y mujeres instrumentos de esa palabra que nace del corazón de Dios para que vivamos como verdaderos humanos.
Guatemala 271207
La palabra reveladora es sencilla como la luz de una vela, tenue y a la vez, quema.
Es comparable con una sonrisa franca, porque manifiesta el deleite del corazón.
Es como el murmullo del manantial al correr de sus aguas.
Los hombres y las mujeres que cultivan su espíritu de paz, paciencia y amor, las reconocen, disfrutan de su belleza, diferentes e importantes para su experiencia diaria.
La palabra reveladora es aquella recogida gota a gota, abrazada y con la ternura de los corazones preservada.
Lentamente esa palabra va tomando forma, belleza y sentido de ser, que la hace apetecible. Ella es capaz de transformar, de liberar y de hacer soñar una vida con dignidad.
Algunos hombres y algunas mujeres, suspiran por ella, hablan de ella, la anhelan, les parece importante y necesaria para nuestro mundo.
Sin embargo, aquella palabra al contacto con nuestra realidad humana se esfuma.
Nuestro mundo está invadido por la desgracia, la insolencia, las mentes perturbadas no las perciben y dan rienda suelta a sus degeneradas palabras que aniquilan porque siembran dolor, angustia y muerte.
Dejemos que la palabra reveladora llegue a nosotros con su propia música, con sus tonadas altas y bajas, con su sabor y belleza, para que nuestro mundo conozca que esta palabra es la verdadera salida del corazón.
Hace comunidad para disipar la división, levanta al debilitado para que se incorpore al grupo como la gran familia.
Cambia la tristeza por alegría porque vibra en esas palabras la emoción y ternura de vida.
Seas tú y yo, hombres y mujeres instrumentos de esa palabra que nace del corazón de Dios para que vivamos como verdaderos humanos.
Guatemala 271207
No hay comentarios:
Publicar un comentario