Una mente y alma libre es aquella que vuela en dirección de lo que quiere, desea y cree. A veces para ir en la dirección que desea el alma y mente libre, tiene que pasar por etapas de aprendizaje dificultosos y/o sencillos, e incluso un poquito doloroso. Nadie tiene porqué sufrir, pero casi todo ser humano pasa por momentos denominados duros para conseguir alcanzar sus propios sueños y deseos.
Las trampas que la vida nos pone a nuestro alrededor, los obstáculos que se ponen delante de nosotros, y que sólo nosotros debemos de saltarlos y desenredar para conseguir avanzar en dirección que deseamos, son las mismas trampas y obstáculos que la vida a puesto a las personas que nos han educado, cuidado, enseñado y que pululan a nuestro alrededor. Por ello, a la vez que todos somos iguales, cada uno de nosotros somos únicos, puesto que tenemos el lujo o el poder individualmente de elegir cuando, como, donde, de que forma o manera… queremos continuar, avanzar o parar un poquito a descansar en nuestro caminar.
Hay algo que todos deberíamos tener siempre en cuenta para nuestro propio beneficio, pero muchas, demasiadas veces se nos olvida, y es, ser sinceros con nosotros mismos siempre que seamos conscientes y podamos. Podemos mentir a otras personas por salvaguardar nuestra vida, nuestra persona, nuestra intimidad, para sentirnos importantes… pero debemos aprender a no mentirnos a nosotros mismos. Al igual que deberíamos aprender a no desear cambiar a nadie. Debemos saber aceptar a las personas como son, y si no las aceptamos tal cual son, debemos aceptar, que no las aceptamos, debemos de retirarnos o cambiar nuestras aptitudes hacía ellas, ya que lo único que podemos cambiar es lo que está en nuestras manos, a nuestro alcance, es una de las formas de vivir sin dañar a nadie, ni a nosotros mismos.
Las trampas que la vida nos pone a nuestro alrededor, los obstáculos que se ponen delante de nosotros, y que sólo nosotros debemos de saltarlos y desenredar para conseguir avanzar en dirección que deseamos, son las mismas trampas y obstáculos que la vida a puesto a las personas que nos han educado, cuidado, enseñado y que pululan a nuestro alrededor. Por ello, a la vez que todos somos iguales, cada uno de nosotros somos únicos, puesto que tenemos el lujo o el poder individualmente de elegir cuando, como, donde, de que forma o manera… queremos continuar, avanzar o parar un poquito a descansar en nuestro caminar.
Hay algo que todos deberíamos tener siempre en cuenta para nuestro propio beneficio, pero muchas, demasiadas veces se nos olvida, y es, ser sinceros con nosotros mismos siempre que seamos conscientes y podamos. Podemos mentir a otras personas por salvaguardar nuestra vida, nuestra persona, nuestra intimidad, para sentirnos importantes… pero debemos aprender a no mentirnos a nosotros mismos. Al igual que deberíamos aprender a no desear cambiar a nadie. Debemos saber aceptar a las personas como son, y si no las aceptamos tal cual son, debemos aceptar, que no las aceptamos, debemos de retirarnos o cambiar nuestras aptitudes hacía ellas, ya que lo único que podemos cambiar es lo que está en nuestras manos, a nuestro alcance, es una de las formas de vivir sin dañar a nadie, ni a nosotros mismos.
Hay una fuerza mágica que puede atontar a cualquier persona, la única forma de no dejarnos llevar por ella es, tener claro lo que queremos para nosotros y para las personas que nos rodean, amamos y deseamos lo mejor, ya que sin duda alguna, nuestro estado emocional, psicológico, espiritual y físico, afectara en sentido positivo o negativo a las personas que amamos. En mi caso, deseo lo mejor tanto para mi, como para mi gente, así que primero por mi, y después por los demás, intentaré escuchar hasta aquello que no me gusta escuchar para aprender a tratarme, cuidarme, educarme a mi, y aquellas personas que son importantes para mi.
Todo esta envuelto de todo, por ello, a veces, no nos salen las cosas como nos gustaría. Por ello, a veces, nos enfadamos, y nos enfadamos con nosotros y con los demás, nos enfadamos cuando perdemos el control de nosotros mismos, y es lo único que podemos controlar, nuestras habilidades, aptitudes, defectos, virtudes...
Es bueno retirarse de las personas que no nos aportan nada, ya que un botijo para que de agua fresca, tiene que estar constantemente entrando y saliendo agua de él, cuando el agua se queda estancada se pudre, y cuando el botijo se queda vacío se seca. Hay que cuidar nuestra propia agua para mantenerla fresca y poder cuidarnos y cuidar las aguas que nos importan de verdad.
Todo filosofía. ¿Pero que sería de nosotros si perdiéramos nuestra sicología, rasgo, personalidad, peculiaridad, características, modo de sentir y mirar?
Un abrazo
Compartido por: Pilar Regalado
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