"Abandono el hogar de mi padre y, retornando, salvo"
Hoy en día, muchas personas son prisioneras de los tres planos y buscan satisfacer sus deseos físicos, emocionales y mentales. Esto forma parte de la evolución y responde a la construcción de la personalidad. Pero llega un momento en que existe una insatisfacción real, un estado de carencia en el cual ninguna de nuestras riquezas consigue colmar este vacío siempre presente El hombre quiere «recibir» del interior a fin de transformarse para gozar de esta plenitud que presiente y no tomar y poseer; insensiblemente, pasa del tener al ser y lo vemos bien a nivel de la publicidad, reflejo de nuestras sociedades, donde aparece un nuevo vocabulario: natural, auténtico, claridad, cualidad, sentido, responsable, simplicidad, zen... son otras tantas, palabras que traducen tímidamente una aspiración a otro sistema de valores.
Progresivamente la personalidad será dominada, integrada, alineada y se establecerá una relación viviente entre los tres cuerpos pero eso sólo cobrará todo su sentido si la personalidad, así liberada de la servidumbre, se pone al servicio de la humanidad. Los dos últimos signos del Zodiaco, Acuario y Piscis permiten esta consagración espiritual al servicio, habiendo sido redimido y trascendido.
Cristo es llamado, por los Padres de la Iglesia, Piscis, pues hace 2000 años en Palestina, nuestro sol entraba en el signo del Salvador del Mundo que muestra el Camino y ayuda a la redención. "Jesús" en la lengua hebraica, quiere decir Salvador pero en la lengua griega significa médico pues es el médico de los cuerpos y de las almas así como el terapeuta del espíritu. Jesús es el Cristo, Salvador de los hombres pues nos curó de todos nuestros males que tienen su raíz en el único pecado que es apartarse de Dios y centrarse en sí mismo.
En la era de Acuario caracterizada por el trabajo de grupo y la conciencia grupal, una salvación Colectiva y no individual es la que debe ser emprendida y es un grupo el que tendrá la responsabilidad de ayudar a la unidad del ser, reajustando el hombre a Dios.
En la era de Acuario caracterizada por el trabajo de grupo y la conciencia grupal, una salvación Colectiva y no individual es la que debe ser emprendida y es un grupo el que tendrá la responsabilidad de ayudar a la unidad del ser, reajustando el hombre a Dios.