La Fe es mi base sólida.
En medio de un bosque una semilla cae de un árbol, echa raíces en el suelo y comienza a crecer. Aun en el bosque más denso, la semilla germinará, se convertirá en un arbolito y extenderá sus ramas hacia la luz. Como esa semilla, mi Fe aumenta continuamente, alimentada por la oración.
Alimento mi Fe con pensamientos, palabras y acciones positivas. Interactúo con los demás, y recibo con beneplácito la sabiduría y comprensión de la gente. Así como un árbol cobija a quienes están a su alrededor, mi Fe me da consuelo, seguridad e inspiración. Me proporciona paz y me incita a seguir adelante. Estoy enraizado en la Fe.
De cierto os digo que si tenéis Fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís: “¡Quítate y arrójate al mar!”, será hecho.—Mateo 21:21
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