Está fuera del apego, del egoísmo, de la mente. Tan sólo quiere mostrarse, sin esperar nada a cambio, ni siquiera ser correspondido.
Es el estado del que provenimos, el estado al que regresaremos, el estado que somos. Cuando conectas y eres este auténtico Amor, no temes nada. Comprendes que todo está bien, no hay nada de que temer.
Te invade de tal manera que tan sólo quieres mostrarlo a los demás, ya sea abrazando, besando, acariciando, mirando, estando o de alguna otra manera. Es un estado inefable. Cuando lo compartes con otra persona, ni siquiera buscas que te corresponda, la quieres, esté donde esté, lejos o cerca, da igual.
Cuando esté cerca, disfrutarás de esa persona y ese sentimiento de auténtico Amor se intensificará. Cuando esté lejos físicamente, aunque de otra forma seguiréis unidos, prevalecerá ese estado enigmático sobre la tristeza que la mente produce al no estar físicamente cerca de la persona amada.
Este Amor es auténtico, y por eso entiende que las personas tienen un camino propio, individual, pero a pesar de ello, se mostrará y prevalecerá sobre toda sensación que proceda de la mente.
Es un Amor libre, auténtico, sin trampas ni peros. No entiende de distancias, barreras o cualquier otra separación posible. Este Amor no se difumina ni se apaga por la distancia, siempre persiste y vive en uno. Es infinito, es eterno. Es el auténtico Amor, somos nosotros.
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