¡SE VA A ENCENDER
ANAHUAC!
El próximo 19 de Noviembre, luego de casi cinco siglos de ausencia, se celebrará la magna ceremonia del Fuego Nuevo. Debido a la gran cantidad de grupos y particulares que han expresado su interés por participar, se ha hecho necesario compartir algunas observaciones sobre los antecedentes históricos, los detalles rituales y la organización del Fuego Nuevo.
¿Qué es el la festividad Fuego Nuevo?
El fuego nuevo era la más importante ceremonia llevada a cabo por los pueblos de Anahuac (el México Antiguo). Servía para sincronizar su calendario con el movimiento de los cielos y era el eje de la vida religiosa de los mexicas, mayas y demás pueblos mesoamericanos.
Los cinco días dedicados a esta ceremonia eran un tiempo de renacimiento en el cual se recapitulaba lo ocurrido durante el año anterior y se hacían votos para el porvenir. También era una oportunidad para que los moradores se reunieran a celebrar en espíritu de fraternidad.
Esta ceremonia surgió desde el momento en que se inventó el Calendario de Anahuac, hace quizás unos 4 mil años, y se mantiene viva hasta la actualidad, siendo celebrada por muchos pueblos indígenas, aunque adaptada a las festividades católicas. Sin embargo, la festividad del corriente año 2007 es única en su tipo, pues será la primera vez que el Fuego Nuevo se encenderá, no sólo en el territorio de México, sino también en otros países de América y el
mundo.
¿Cuando se celebra el Fuego Nuevo?
Según los testimonios de cronistas, tanto nativos como españoles, que fueron testigos de esta ceremonia, el encendido del Fuego Nuevo se realizaba cuando ocurría un fenómeno natural muy señalado: el ascenso de las Pléyades al centro del cielo. He aquí la descripción que hace el cronista Sahagún:
“Tomaban por señal para esta fiesta el movimiento de las Cabrillas (Pléyades), cuando estaban en medio del cielo a la medianoche. A esa hora estaban en los cerros circundantes gran cantidad de gentes esperando ver el fuego nuevo.” (Historia General IV)
Las Pléyades se alínean cada año. En la actualidad dicho fenómeno está ocurriendo en la medianoche del 19 al 20 de noviembre. Debido a que esta ceremonia se guiaba por el movimiento de una estrella, servía como marcador de la duración del Año Galctico o ciclo de precesión de los equinoccios - una cantidad de tiempo que asciende aproximadamente a 26 mil años. Por lo tanto, al escoger a las Pléyades como marcador, los antiguos mexicanos
querían simbolizar el alineamiento de los seres humanos con el Cosmos.
En la antigüedad, esta ceremonia tenía tres grados de realización:
1ro. El Fuego Nuevo anual, dedicado a la purificación física, emocional y mental.
2do. El Fuego Nuevo secular, realizado cada 52 años (lapso de tiempo en el cual coincidían el año sagrado y el año civil tolteca). Los sacerdotes aprovechaban para destruir las imágenes, a fin de evitar la idolatría.
3ro. El Fuego Nuevo milenario, celebrado cada 1040 años (lapso en el que sincronizaban los años sagrado, civil y natural). En esta magna ceremonia se abandonaban y reconstruían las ciudades.
¿Como se lleva a cabo esta ceremonia?
Según afirma el cronista Sahagún, cuatro días antes de que las Pléyades pasaran por el centro del cielo, los moradores de México apagaban todos los fuegos y se retiraban a vivir en chozas de ramas o tiendas de campaña. Durante ese tiempo no encendían fuegos y sólo comían alimentos crudos, a fin de purificar el organismo.
Al cuarto día, una vez que las Pléyades ascendían al cenit, una sacerdotisa llamada Cihuacoatl, “mujer serpiente”, encendía un gran fuego en la cumbre de una pirámide o montaña, y los pobladores acudían con antorchas para transportarlo hasta sus casas.
El FUEGO NUEVO significa el inicio de una nueva vida, para la cual, todas las personas se deshacen de sus objetos y ropajes.
El siglo azteca duraba 52 años. Al final desde ciclo de tiempo, los Aztecas vivían llenos de angustia: el mundo podría ser condenado a desaparecer si el sol no volviera a levantarse. Así, pasar de un ciclo de 52 años a otro era sumamente peligroso y, para animar al sol, se solía practicar un ritual especial : el fuego nuevo.
Al anochecer, subían los sacerdotes al templo situado en la cumbre del Cerro de la Estrella y esperaban la aparición de las Pléyades. Entonces, se encendía un fuego nuevo en el pecho de un sacrificado. Luego, sacerdotes encendían all1nuevas antorchas e iban alumbrando los altares. As1 podía levantarse el sol nuevo.
EL FUEGO NUEVO
En el Códice Borbónico El estilo pictoglífico denota su autenticidad indígena lo allí pintado se refiere verosímilmente al "Fuego Nuevo" en el año 2 caña correspondiente al de 1507. El texto en náhuatl, escrito con el alfabeto, que guarda estrecha relación con las imágenes y glifos de dicha pagina del códice florentino, que es la recopilación de Fray. Bernardino de Sahagún. En la banda superior se encuentran tres elementos de (pintura Borbónica) la fecha 2-Acatl (2-Caña) ; a su derecha se ve un templo sobre el que se yergue una bandera, denotando así que se trata de la veintena de días llamada Panquetzaliztli. Delante del templo, dándole la espalada, esta la imagen de Huitzilopochtli cuyo portentoso nacimiento se conmemoraba en la fiesta principal de esa veintena. En el extremo superior derecho aparece el glifo del Huixachtepetl , "El monte que abunda el huisache", o sea, el que hoy se conoce como el "Cerro de la Estrella". Sobre El glifo del monte están colocados un madero nombrado teocuahuitl, "árbol o madera divina", sobre el cual aparece, a modo de dardo, el palo conocido como mamalhuaztli, Que al ser frotado sobre el teocuahuitl, había de encender el fuego
El texto en náhualt explica enseguida cómo funcionaba el calendario a lo largo de 4 ciclos de 13 años que integraban su "atadura" y añade que dos de tales ciclos formaban una huehuetiliztli, "vejez" (104 años). El relato prosigue informando sobre otras cosas que el códice no registra. Entre ellas como debía descansar al fuego, también como debían deshacerse de sus imágenes de madera que habían tenido durante 52 años anteriores, al igual que las piedras hogar o fogón, y como debía hacerse el barrido para que todo estuviera limpio. Lo que contempla en el códice lo refiere, más adelante, el texto transvasado al alfabeto. En los bordes izquierdo e inferior de esta pagina del códice aparecen siete sacerdotes con atavíos de distintos dioses. Marchan ellos en procesión llevando en sus manos un haz de teas amarrado con cuerdas y con adornos de papel. Estos sacerdotes se dirigen precisamente al Huixachtepetl, donde n había de encenderse el Fuego Nuevo. Conscientes de tan terrible peligro, hombres, mujeres, ancianos y niños estaban a la expectativa. Según el texto, luego de contemplar a los sacerdotes ataviados como dioses en su procesión rumbo al Huixachtepetl , todo lo gente subía a las azoteas de sus casas para atisbar hasta donde podían, si es que encendían al fin el fuego nuevo. En el códice como ya se dijo, no se representa a las gentes subidas en las azoteas sino en el momento anterior contemplando la procesión de los sacerdotes.
Fijándonos ahora en lo que representa en la banda vertical derecha, vemos tres grupos de personas. Puede suponerse que ellas contemplarán tanto la procesión de los sacerdotes, como más tarde lo que ocurre en la cumbre del Huixachtepetl. El grupo de mas arriba se encuentra en su casa y está formado por un hombre y dos mujeres. Todos sostienen en la mano un dardo cual si se aprestaran a defenderse en caso de que no se encendiera el fuego y descendieran bestias feroces a devorarlos. También todos tienen una máscara hecha de una penca de maguey para protegerse y evitar pudieran convertirse en fieras o ratones, de no arder el fuego nuevo. La escena de en medio representa a una mujer embarazada escondida en una troje o cuezcomatl que se halla sobre dos piedras . Enfrente se ve un guerrero con su escudo y macana presto a la defensa. La mujer y el guerrero tienen también listas sus mascaras del mismo material. En la caza de más abajo hay un hombre, dos mujeres y un niño al que se mantiene despierto. El hombre tiene detrás un leño que le servirá para encender el fuego en su casa, una ves que éste haya sido traído desde el monte al Templo Mayor de México-tenochtitlan
Todos subían al tapanco, todos allí se amontonaban. Nadie permanecía abajo, en la parte inferior, se quedaban en el interior de la casa. Y las mujeres embarazadas se ponían máscaras hechas de pencas de maguey y las llevan consigo. Y colocaban a estas mujeres en las trojes porque eran vistas con temor. Se decía que si el fuego no se prendía, ellas devorarían a la gente, se transformarían en fieras. Y también a los niños les ponían máscaras. Nadie podía dormir o cerrar o semicerrar sus ojos. Sus madres, sus padres los despertaban , los tenían despiertos, picándolas, agitándolos, gritándoles......porque, si se dormían, se convertían en ratones.Por esto sólo se atendía, había expectación, todos miraban, tenía vuelta su cara hacia la cumbre del Huixachtecatl. Todos estaban atentos, esperaban hasta que llegaba el momento que llegaba el momento en que el fuego pudiera encenderse, brotar, brillara....... Añade el texto que cuando ello ocurría, se contemplaba de lejos, desde gran distancia podía verse. Entonces todos practicaban autosacrificio, haciéndose cortaduras en las orejas. Dato de mucha importancia-no registrado en el códice pero sí en otros como la pagina 46 de Borgia.
Volviendo a la pagina del Códice Borbónico, encontramos que numerosas huellas de pies descienden desde el Huixachtecatl y llegan a donde se halla un edificio que ocupa la parte central del conjunto. Es esta una representación de una parte del Templo Mayor de México-Tenochtitlan. En el hay un suntuoso brasero situado arriba de la escalinata y dentro de una construcción que lo enmarca con sus jambas y dintel, todo pintado de negro y con su especie de cruces blancas. Según la interpretación de Del Paso y Troncoso(1898,232) denota ello "que aquí tenemos una tlillan calli", "casa de negrura", lugar de retiro y meditación.
Cuatro sacerdotes, que por sus atavíos muestran ser los dedicados al culto de mictlantecuhtli, Señor de la región de los muertos, aparecen con sus haces de teas. Arriba, dos de ellos encienden el brasero con el fuego que han traído desde el Huixachtécatl. Abajo, los otros dos están como en espera de encender sus teas para llevar luego el fuego nuevo a otros templos. En particular menciona el texto recogido por Fray Bernardino cómo se llevaba primeramente al Templo Mayor, allí donde estaba el tlecuazco o gran brasero.
La oralidad que, al comentar imágenes y glifos del códice, amplia y enriquece lo que allí se expresa, quedó al fin transvasada en escritura alfabética cuando Fray Bernardino de Sahagún y sus estudiantes indígenas escucharon el relato en náhuatl de los ancianos que aceptaron transmitirlo. Dos dibujos prepararon e incluyeron en el manuscrito que se encuentra en Florencia.
Fuente: Red Luz
mas informacion del evento: www.aztlan.org.mx
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