miércoles, 3 de marzo de 2010

MEDITACIÓN GUIADA DE MARZO (Unity)



 
NO SOY YO SINO EL CRISTO EN MÍ QUIEN HACE LA OBRA
 
Los vientos de la primavera soplan sobre las praderas y montañas; podemos percibir que nuestro mundo externo es renovado. Nosotros, también, somos renovados ahora, según respiramos profundamente y nos preparamos para un momento de oración. Nuestra respiración, así como los latidos de nuestro corazón están en perfecta armonía con la vida divina. Nos apartamos de nuestro mundo externo para pasar unos momentos sosegadamente en un espacio sagrado. Aquietamos nuestros cuerpos y nuestras mentes. Dejamos ir cualquier pensamiento de ansiedad o preocupación. Comenzamos este rato de oración con un sentimiento de paz, con nuestra atención centrada en el “YO SOY”, utilizando palabras que afirman vida …

Estoy en paz cuando mi corazón y mi mente están centrados en el Padre Madre Divino.
 
La paz interna es mía en este mismo momento. Me renuevo, permitiendo que toda preocupación se disipe con cada aliento que tomo. Descanso profundamente a medida que
la paz llena mi corazón y mi mente. Afirmo mi unidad con Padre Madre Divino y con toda vida. Estoy a salvo y siento profunda gratitud por cada bendición. Respiro profundamente según albergo pensamientos de paz en el silencio …
 
Calladamente me acoplo con la sabiduría del corazón del cielo y corazon de la tierra y recibo guía divina.
 
La sabiduría del corazon del cielo, corazon de la tierra mora en mí ahora. Invoco este poder innato y sé qué hacer en toda circunstancia y situación. Mi intuición es un don dado por la Divinidad; es la sabiduría divina que se expresa en mi vida. La reconozco y acojo en el silencio y la expreso a través de decisiones cabales y beneficiosas. Mi sabiduría interna es revelada en el silencio ...
 
Doy gracias por la energía y la fortaleza de mi saludable cuerpo.
 
Mi cuerpo y mi mente se llenan de energía y fortaleza a medida que oro. Abro mi mente y mi corazón a una energía pura de salud y vitalidad. Siento cómo el torrente de vida fluye en mí ahora, renovándome, revitalizándome, recordándome que todos somos uno. Me vuelvo más consciente de la presencia divina a medida que percibo Su amor apacible y delicado como una dulce reafirmación de Su amor, en el silencio ...
 
El bien ilimitado de la presencia Divina viene a mí y se expresa por medio de mí.
 
Respiro profundamente y afirmo en silencio el bien ilimitado de Padre Madre Divino. Este bien infinito está disponible para mí ahora. Disfruto de prosperidad… esta prosperidad es mi derecho de nacimiento y la reclamo. La abundancia de todo bien fluye hacia mí. Tengo receptividad al bien ilimitado de Padre Madre Divino Siento agradecimiento por la abundancia de bien que es mía, a medida que descanso en el silencio ...
 
Al expresar la paz de Divina nuestro mundo es transformado.
 
Me expreso plenamente en la vida. Sé qué es lo que debo hacer y lo hago con confianza. Mi gozo irradia desde la profundidad de mi ser al mundo, y la paz se manifiesta. La paz en el mundo comienza con armonía en mi vida. Al vivir partiendo de los deseos de mi corazón, demuestro cordialidad. No importa el tipo de trabajo que desempeñe, al llevarlo a cabo con gozo expreso paz. Florezco dondequiera que haya echado raíces ya que he descubierto mi propósito divino y siento agradecimiento por mi vida en el silencio ...
 
Aunque este rato de oración ha llegado a su final, afirmamos que la paz de este tiempo callado continuará. Hemos experimentado el silencio, aunque sólo por unos momentos, y permitido que la energía fresca del Espíritu se mueva por medio de nosotros. Respiro, dejo ir y disfruto la maravilla del día. Y así es. Amén. En este espíritu, oremos juntos la “Oración de protección”:
 
La luz del todo poderoso nos rodea;
este amor nos envuelve;
el poder Divino nos protege;
 
la presencia Divina vela por nosotros.¡Dondequiera que estamos, está El!  



Fuente: Semillas de Luz 

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