"No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma"
J. Krishnamurti
En que momento nos perdimos como humanidad?, en que momento empezamos a ver que nuestro hermano es "un enemigo", alguien a quien tratamos diferente por el solo hecho de no ser "igual" a nosotros?, en que extraño momento cerramos el corazón y pusimos la vista en otro lado?, en que extraño momento... dejamos de ser humanos?, a quien se le ocurrió que construir muros, es una forma de protección?, protegernos de quién, de que?, Quien dijo que por el hecho de ser de otra raza y color, hablar otra lengua, vivir en otro lugar, ya nos hace ser "indiferentes" a lo que le esta pasando a otro ser humano... en que momento, dejamos de vivir y empezamos a sobrevivir?, en que extraño momento nos convertimos en depredadores de nuestros propios hermanos humanos, y de la misma madre tierra y todo ser viviente sobre ella?
En que momento dejamos de agradecer, contemplar, respetar, cuidar porque todos somos hermanos y estamos vivos, agradecer porque se nos dio el regalo de que seamos uno mismo, agradecer por el amor que vivimos a cada instante, por ser un pensamiento que nace en lo divino, por recordar que tu y yo somos uno. Este es el pensamiento de unión que cada día nos puede acompañar si así lo decidimos, un pensamiento de gratitud, de consuelo al decirlo porque nos da confort y seguridad, nos brinda paz, nos asegura la vida presente, nos asegura nuestra paz futura, nos ofrece la Unidad, nos une a la Conciencia Divina y a la Filiación.
La alegría que ofrece la gratitud es algo que podemos experimentar diariamente, pero de repente parece que nos olvidamos de ello y empezamos paulatinamente a dudar del inmenso Amor que hay en cada uno de nosotros. No se nos debiese olvidar nuestra función, no se nos debiese olvidar que somos uno con lo Divino, y por ende como humanos, porque el gran valor de recordarlo nos proporciona paz y felicidad, nos libera de la culpa y el miedo, de la ansiedad y la soledad, nos conduce a un pensamiento de perdón que nos ayuda a recuperar nuestra libertad, nos conduce de regreso a la santidad en que fuimos creados.