sábado, 1 de mayo de 2010

El perdón es la llave de la felicidad.


El Espíritu Divino nos enseña a reencontrar la felicidad a través del perdón que libera y acerca al amor, porque la experiencia más cercana a él. El alimento más nutriente que logramos obtener cuando perdonamos es el de liberarnos de los pensamientos de culpabilidad, tanto los que ya están situados en el ámbito inconsciente de nuestra mente, como los nuevos que adquirimos en el presente. Lo fácil sería no perdonar y a la vez no sentirnos culpables, no sentir que hemos perdido nuestra libertad, nuestra paz interior, nuestra felicidad en la vida. Perdonar nos ayuda a recobrar nuestra fuerza, nuestro poder interior, nos apoya para encontrarnos con  el Ser Cristico que vive en nosotros.
 
El proceso de perdonar es algo difícil de entender para muchas personas, y esto es debido a que parten de premisas un tanto cuanto falsas. Una de éstas es que observan a la otra parte como el enemigo del cual han sido víctimas de sus ataques y es la parte causante del malestar, de las heridas, el sufrimiento que las invade en ese momento. El perdón observado por el Espíritu Cristico, hace un planteamiento diferente, nos recuerda que es el reconocimiento y conciencia de que nadie nos hizo nada, porque todo nos lo hicimos nosotros en el momento en que elegimos y decidimos, hemos sido nosotros quienes en nuestra errónea decisión buscamos y encontramos a las personas. Otro aspecto importante a considerar, y que nos es difícil de aceptar, es que aquella persona que hemos considerado que más nos ha dañado realmente ha sido nuestro mejor maestro, porque nos ha dado la oportunidad de vernos en ella, de revisarnos y encontrarnos, y por lo mismo podemos guardar un pensamiento de gratitud hacia ella.
 
Nuestro Ser Cristico no pide que hagamos nada, solo que tratemos de observar nuestra vida y nuestro entorno de otra manera, nos recuerda que hay otras formas de observar el mundo y nuestra vida diferentes a las que hemos estado usando por tantos años sin darnos cuenta, que aceptemos que cuando mantenemos nuestra decisión es porque cambiarla nos hace sentir miedo porque no conocemos la experiencia, porque preferimos quedarnos en un estado de confort falso.
 
Que hemos tomado la decisión de no modificar nada en nuestras vidas porque esto representa aceptar el Amor Divino y esto nos causa miedo. Darnos cuenta que no nos da miedo lo que pensamos, que es el Amor Divino el que nos da miedo porque sentimos que ante la presencia de Su Amor, la cual desconocemos, nos podemos debilitar y desaparecer en la nada. Que nuestro miedo no radica en no encontrar lo que buscamos, nuestro miedo es encontrarlo y no saber que hacer ante Su Presencia.

No hay comentarios: