lunes, 16 de febrero de 2009

Busqueda de Visión - Tradicion Ancestral -


Quiero compartir con todos este escrito que me fue enviado hace tiempo, para realizar la búsqueda de Visiones, hacer mi ofrenda a la Madre Divina, encontrarme con mis maestros y lo mas importante ... vencer nuestras propias limitaciones, entregarnos por completo y de esta manera ser UNO con todos..

Transformación Personal en la Naturaleza (1)

Un rito simbólico muy antiguo de muerte, transición y renacer de profunda significación personal, la Búsqueda de Visión debiera ser el punto de partida de todo camino o método de desarrollo espiritual. Allí vamos al auto descubrimiento, a darse cuenta de cómo el candidato se considera a sí mismo, y a ubicarse correctamente ante el mundo que le rodea.

La transformación personal es un proceso gradual y difícil. No hay palabras que puedan transmitir las experiencias vividas en ese rito. La naturaleza adquiere otro significado, después de haberla visto desde lejos, como un espectáculo, un sitio para tomar fotos, nadar, divertirse, hacer de turista, algo ajeno a la vida personal, sin mensaje, un mundo primitivo, elemental. El murmullo del silencio, la luz, la oscuridad, el calor, el frío, la lluvia, el viento, el canto de las aves, los ruidos del estómago vacío, las estrellas, la luna, todo de repente se torna lenguaje para nuestro ser.

El mundo de la calle, de las máquinas, edificios, noticias, política, conversaciones, compromisos, de la civilización, en fin, ha desaparecido de la vista, ya no se está involucrado en esa red. Es una situación extraña para el civilizado, acostumbrado inconscientemente a vivir atrapado en el tumulto y el trajinar. La energía está libre, concentrada, no se derrocha en mil detalles. ¿Qué hacer entonces? Es paradójico, pero se trata precisamente de no hacer, de no razonar, de no hablar, ni comer, ni andar ajetreado, nervioso, empujado por el reloj, por la falsa idea sobre el tiempo. Como que si el mundo se hubiese detenido para el Buscador, que se ve obligado a adaptarse a esa nueva realidad desafiante. Poco a poco, la quietud del ambiente lo empuja a oírse, a verse de otra manera, y a oír y ver desde otra ventana al mundo natural que le rodea, que lo envuelve y abraza.

Esta soledad vibrante prepara para la muerte del viejo hombre automatizado por los horarios, el tráfico, las necesidades artificiales, ese consumismo neurótico, esa presión de las noticias manipuladas, de la propaganda, de los hábitos compulsivos. La naturaleza nos habla cuando vaciamos los oídos de razonamientos, de divagaciones, de historias personales. Poderosas enseñanzas llegan cuando el cerebro se aquieta y la visión se aguza hacia dentro, hacia afuera. El reloj no cuenta. La Madre nos acoge en su seno cariñosamente, como el hijo pródigo vuelto al hogar. Tal vez regresemos al mundo del asfalto sin lo que creemos que debiera ser una "visión", pero con cambios internos que progresivamente irán germinando y dando frutos.

Atravesando el Umbral

Me sospecho que se trata de la misma vieja historia de la implacable necesidad de un ser humano de dignificar su propio y natural espíritu. No se puede vivir plenamente ni fortalecer el carácter sin esa dignidad.

Muy hondo dentro de sí alienta ese anhelo de una búsqueda heroica. Pero el estilo moderno de vida, con su énfasis en la seguridad, su desconfianza en lo desconocido, y su exaltación de los valores colectivos abstractos, ha reprimido el impulso heroico a tal grado que puede provocar las más peligrosas consecuencias.
(Corazón del Cazador, por Laurens van der Post.)

De modo que la vida te ha llevado a tomar la osada decisión de experimentar una búsqueda de visión con abstinencias, en la soledad de la montaña. Ante los prejuicios sociales contra tales dificultades, indudablemente que tal decisión tiene visos de heroísmo. Sin embargo, es importante saber que estos ayunos en un escenario natural han sido parte de la cultura humana por miles y miles de años, y que incontables seres han buscado la visión como una manera de festejar o confirmar un cambio importante en la vida, un paso de un estado a otro.

En las culturas tradicionales, los cambios importantes en las etapas de la vida eran resaltados con ceremonias regulares de paso de umbral, por así decirlo; muchas eran semejantes a la búsqueda de visión. Todos experimentaban esos rituales, pues de lo contrario no harían conciencia del cambio hacia la siguiente etapa de su vida. Sin estos ritos de paso las personas no podrían comprender el por qué de las crisis en su vida, ni serían capaces de asumir confiadamente las responsabilidades y privilegios a asumir en su nueva etapa existencial. Las comunidades tribales se harían inestables hasta el riesgo de desaparecer, porque los cambios en los individuos afectan lo colectivo.

Por supuesto, este rito no es una fórmula mágica. Está diseñada sobre el poder de antiguos arquetipos y símbolos, pero solo para proporcionar al participante herramientas acreditadas a través de los siglos para que elabore espontáneamente sus propios mitos y ceremonias de cambio y transformación. Únicamente el esqueleto estructural subyacente en el rito, se le hace accesible al Buscador. La Búsqueda de Visión es nada más que como un círculo trazado en el polvo, un cuestionario vacío a ser llenado con las percepciones y valores del candidato. Es como un espejo en el cual uno se ve reflejado a sí mismo.

Los hilos de un invaluable relato sobre auto comprensión y la herencia interior, serán bordados en el telar de tu experiencia. Uno de los temas principales de la trama será tu actitud hacia la Madre Naturaleza. Principal protagonista de tu mito, derramará sobre tu vida favores, enseñanzas, sensibilidades, signos y símbolos, independientemente de cómo la concibes. Para lograrlo, te cubrirá con polvo y te bañará en su luz. Escucharás la voz de su sabiduría a través del halcón, el zorro, la serpiente, la abeja, el coyote, el mosquito, el cuervo, el águila – de todas sus criaturas, como si fueran su garganta.

Te intrigarán los milagros que ella realiza en esas come piedras que son las plantas. Experimentará s tu cuerpo ocupando su espacio, y el suyo ocupando tu espacio. Ella te enceguecerá con la desnudez de su luz, y restaurará tu vista con el rocío que cae al amanecer.

En fin, serás incapaz de resistirte. Tomarás su mano y te dejarás conducir adonde ella quiera, porque no hay otra salida. Los rituales civilizados poco significarán para ti.

Madre Naturaleza te enseñará otras formas de calentarte, de refrescarte, de encontrar abrigo. Podrás danzar con Aquella que muchos pueblos han llamado la Abuela. Descubrirás, pese al polvo, a las picadas de insectos, al viento penetrante, al calor ardiente, que ha surgido en ti un sentir que te identifica con ella – un amor, un respeto, un temor reverencial.

En el Evangelio Esenio de Juan, Jesús habla de esa verdad que todo Buscador y Buscadora lleva en su corazón:

En verdad te digo, el Hombre es Hijo de la Madre Terrestre; de ella recibe el Hijo del Hombre todo su cuerpo, tal como el cuerpo del recién nacido nace del vientre de su madre. En verdad te digo, eres uno con la Madre Tierra; ella es en ti y tú en ella. De ella naciste, en ella vives, y a ella regresarás nuevamente… Porque tu aliento es su aliento, tu sangre su sangre, tus huesos los suyos, tu carne su carne, tus intestinos son suyos, tus ojos y oídos son sus ojos y sus oídos.

Ese don de amor a nuestra Gran Madre se nos otorga al nacer. Pero fácilmente lo olvidamos. Por eso es a veces necesario ir donde ella, ayunar, estar a solas en su regazo, para poder revivir plenamente ese parentesco entre nuestros huesos y sus piedras, nuestra sangre y sus ríos, nuestra carne y los cuerpos naturales.

Seguiremos ahondando en esta hermosa herencia legada por nuestras culturas ancestrales.

Desde la Honorable Academia del Sagrado Saber Ancestral, Relator:
El Rector de la Soberana Orden Solar de Chichán Itzaab, Domingo Días Porta

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