sábado, 8 de noviembre de 2008

LOS AMANTES DE SUMPA



Lo femenino y masculino como dualidad y origen de los pueblos andinos, caso
ecuatoriano


Reflexionar sobre nuestras raíces milenarias es tarea difícil, sin embargo, es impostergable la búsqueda de nuestros orígenes, los más cercanos y los más lejanos, los reales y los míticos. Como mujeres, féminas, warmis y mamas al final nos recogemos en el seno de las abuelas más antiguas hasta encontrar los arquetipos que rigen nuestra vivencia como "runas" seres
humanos.

El concepto, principio y valor de la dualidad nos enseña que desde siempre fuimos mujeres, hombres, ancianas, ancianos, adultos, adultas, jóvenes hombres y mujeres, niñas y niños en la convivencia cotidiana y sagrada. Al igual que los demás pueblos de tradición milenaria creemos en una Madre Ancestral que nos cobija y protege; así en los Andes tenemos el principio de mama; Pachamama, Cochamama, Zaramama, Cocamama, entre otros, seres tutelares femeninos, origen y destino final, con una secuencia más cercana hasta llegar a lo femenino de los astros como la luna y las estrellas, la mujer entre los humanos y hembras en los animales y plantas.

El rol de responsabilidad femenina es la continuidad de la vida y de la cultura, a ella le debemos la continuación de vida, lo que somos biológicamente y lo que somos en nuestro comportamiento cultural, es decir cuáles serán las costumbres que transmitiremos a nuestros
descendientes; hijos, nietos, bisnietos, etc.

Esta reflexión invita a ubicarnos en las propias potencialidades y dificultades con las que bregamos a cada instante de nuestras vidas. En el Ecuador tenemos el referente más antiguo de esta dualidad del genuino "ser y estar"; esta comunión de dos seres; masculino y femenino, hombre y mujer con las mismas características humanas que nosotros, pero que en su
dimensión sublimizada van mucho más lejos que nuestras intenciones, hablamos de la pareja encontrada en el sitio llamado "Sumpa" en la península de Santa Elena, provincia del Guayas en la Costa ecuatoriana que, en una actitud amorosa nos demuestra esa cualidad de amor, erotismo, sexo, serenidad, comprensión, respeto entre sí. Una pareja en una actitud amatoria enterrada hace 9.000 años atrás (o 7.000 a C.) abrazados uno al otro, probablemente con ritos, ceremonias y por supuesto con ofrendas que les acompañarían a la eternidad, intención truncada por el trabajo arqueológico. La autora de la fotografía, Karen Stotertk, evidencia y da luces sobre el aspecto humano ofreciéndonos una gran ayuda que para nosotras y nosotros nos entendamos como dos fuerzas, dos entes, dos energías que se complementan haciéndose uno solo. Hombres y mujeres en el mejor sentido humano seguimos el mismo camino trazado por la Pachamama.

Esta pareja formó parte de un pueblo al que hoy llamamos "Las Vegas", quienes nos heredaron el conocimiento científico y tecnológico de la horticultura , ellos fueron los primeros cazadores que se asentaron en aldeas. Ensayaron durante miles de años la siembra de la zaramama silvestre, maíz alimento principal de América y del mundo, recogían también la comida del mar para enriquecer la alimentación de su pueblo. Ellos hicieron los primeros ritos para que el alma y los corazones de los humanos se regocijaran y comulgaran con sus Ancestros, utilizaron las primeras piedritas de poder y las colocaron junto a la pareja.

Estos restos humanos no son conocidos ni valorados por muchos, nuestra obligación es el camino de compartir con estas generaciones para reencontrarnos con nuestras antiguas madres y conectarnos hoy como mujeres y hombres con esa condición humana vital.

Estelina Quinatoa Cotacachi
Ecuador

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