viernes, 29 de enero de 2010

NO MIRAR ATRÀS...


"Las señales existen, lo importante es saber verlas"

Hace mucho tiempo vivía en Tracia un cantor llamado Orfeo. Su canto era tan hermoso que los animales acudían a oírlo. Se dice que también era capaz de acallar una tempestad y apaciguar las olas con sus melodías.

Los dioses le obsequiaron una lira.

Orfeo vivía feliz en compañía de su esposa Eurídice.
Un día, Eurídice fue mordida por una serpiente y murió. Orfeo la amaba tanto que decidió bajar a los infiernos y suplicarle a Hades que le devolviera a su esposa.

Al fondo de un precipicio, encontró en una sala a su esposa en compañía de Hades. El dios estaba enfurecido con el intruso que estaba allí sin haber sido llamado por la muerte. Orfeo tomó su lira y expresó su dolor con acordes tan conmovedores que ablandaron el corazón de Hades. Le prometió que dejaría libre a su amada con una condición: Orfeo no debía volver su mirada atrás hasta abandonar los infiernos. Si por temor o amor miraba hacia atrás, la perdería para siempre....

Orfeo, loco de alegría comenzó a caminar. Caminaba y podía oír el rumor de los pasos de su esposa detrás. De repente, pudo ver el sol, faltaba poco.
Trató de escuchar pero no se oía nada. Se asustó y angustió. Miró para atrás intuyendo lo peor, pero Eurídice estaba detrás suyo. La tenía del brazo Hermes, el guía de las almas. Desapareció junto a la bella mujer para siempre...

Todos los días, muchos hombres y mujeres que tienen el talento de Orfeo, buscan a su Eurídice en alguna parte. Ella puede ser algo bueno o hermoso que ya no está. El pasado. También como este Orfeo, bajamos al infierno a buscar lo que perdimos. Y cuando miramos para atrás, la pérdida es aún más grande.

Hay momentos en los que es importante mirar sólo para adelante, detrás hay cosas bellas o momentos inolvidables, pero también aferrarnos a ellos puede convertirlos en nuestra pesadilla.

Por esto, sólo por hoy, ahora mismo, me gustaría proponerte, mirar para adelante.

Siempre es posible empezar a reescribir nuestra historia.

Desconozco su autor

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