viernes, 5 de febrero de 2010

LAS CUATRO FASES DEL PERDON



1. Apartarse - Dejar correr
2. Tolerar - Abstenerse de castigar
3. Olvidar - Arrancar del recuerdo, no pensar
4. Perdonar - Dar por pagada la deuda 

APARTARSE
 
Para poder empezar a perdonar es bueno apartarse durante algún tiempo, es decir, dejar de pensar durante algún tiempo en aquella persona o acontecimiento. Eso no significa dejar algo por hacer sino más bien tomarse unas vacaciones. Eso evita que nos agotemos y nos permite fortalecernos de otra manera y disfrutar de otras felicidades en nuestra vida.

Es una buena práctica que nos prepara para la renuncia al cobro de la deuda que más tarde acompañará al perdón, Dejar la situación, el recuerdo, el asunto tantas veces como sea necesario. No se trata de pasar algo por alto sino de adquirir agilidad y fortaleza para poder distanciarnos del asunto. Apartarse quiere decir ponerse de nuevo a tejer, a escribir, ir a aquel océano, aprender o amar algo que nos fortalezca y distanciarnos del asunto durante algún tiempo. Es una actitud acertada, buena y saludable. Las lesiones del pasado acosarán mucho menos a una mujer si ésta le asegura a la psique herida que ahora le aplicará bálsamos suavizantes y más adelante abordará toda la cuestión de la causa de aquellas lesiones.

  
TOLERAR

La segunda fase es la de la tolerancia, entendida en el sentido de abstenerse de castigar; de no pensar ni hacer ni poco ni mucho. Resulta extremadamente útil practicar esta clase de refrenamiento, pues con ello se condensa la cuestión en un lugar determinado y ésta no se derrama por todas partes. De esta manera, la mujer puede concentrarse en el momento en que empezará a pasar a la siguiente fase. Eso no significa quedarse ciega o muerta y perder la vigilancia defensiva. Significa contemplar la situación con una cierta benevolencia y ver cuál es el resultado.

Tolerar quiere decir tener paciencia, soportar, canalizar la emoción. Todas estas cosas son unas poderosas medicinas. Practícalas todo lo que puedas, pues se trata de una experiencia purificadora. No es preciso que las hagas; puedes elegir una de ellas, por ejemplo, la paciencia, y practicarla. Puedes abstenerte de hacer comentarios y murmullos de carácter punitivo, de comportarte con hostilidad o resentimiento. El hecho de abstenerse de aplicar castigos innecesarios fortalece la integridad de la acción y del alma, Tolerar equivale a practicar la generosidad, permitiendo con ello que la gran naturaleza compasiva partícipe en cuestiones que previamente han provocado emociones que van desde una leve irritación a la cólera.

OLVIDAR
 
Olvidar significa arrancar de la memoria, negarse a pensar; en otras palabras, soltar, aflojar la presa, sobre todo de la memoria. Olvidar no significa comportarse como si el cerebro hubiera muerto. El olvido conciente equivale a soltar el acontecimiento, no insistir en que éste se mantenga en primer plano sino dejar más bien que abandone el escenario y se retire a un segundo plano.

Practicamos el olvido conciente, negándonos a evocar las cuestiones molestas, negándonos a recordar. El olvido es un esfuerzo activo, no pasivo. Significa no entretenerse con ciertas cuestiones y no darles vueltas, no irritarse con pensamientos, imágenes o emociones repetitivas. El olvido conciente significa abandonar deliberadamente las obsesiones, distanciarnos voluntariamente y perder de vista el objeto de nuestro enojo, no mirar hacia atrás y vivir en un nuevo paisaje, crear una nueva vida y unas nuevas experiencias en las que pensar, en lugar de seguir pensando en las antiguas. Esta clase de olvido no borra el recuerdo, pero entierra las emociones que lo rodeaban.

PERDONAR

Hay muchos medios y maneras de perdonar una ofensa a una persona, una comunidad o una nación. Conviene recordar que el perdón "definitivo" no es una rendición. Es una decisión conciente de dejar de guardar rencor, lo cual significa perdonar una deuda y abandonar la determinación de tomar represalias. Tú eres la que tiene que decidir cuándo perdonar y qué ritual se deberá utilizar para celebrar el acontecimiento. Tú decides qué deuda no se tiene que seguir pagando.

Algunas personas optan por conceder un perdón total, eximiendo al ofensor de la obligación de pagar una indemnización ahora o más adelante. Otras optan por interrumpir el proceso, desistir de cobrar la deuda en su totalidad y decir que lo hecho, hecho está y lo que se ha pagado hasta ahora es suficiente. Otra forma de perdón consiste en exonerar a una persona sin que ésta haya satisfecho ningún tipo de indemnización emocional o de otra clase.

Para algunas personas la conclusión del perdón significa mirar al otro con indulgencia, que es lo más fácil cuando se trata de ofensas relativamente leves. Una de las más profundas formas de perdón consiste en ofrecer de la manera que sea una compasiva ayuda al que nos ha ofendido (11). Lo cual no significa introducir la cabeza en el cesto de la serpiente sino responder desde una actitud de clemencia, seguridad y buena disposición (12).

El perdón es la culminación de todo lo precedente, toda la tolerancia y todo el olvido. No significa abandonar la propia protección sino la frialdad. Una forma muy profunda de perdón consiste en no excluir al otro, en dejar de mantener distancias, ignorar o comportarse con frialdad o mantener actitudes falsas o condescendientes. Para la psique del alma es mejor limitar estrictamente el tiempo y las respuestas mordaces a las personas cuyo trato nos resulta difícil que comportarnos como maniquíes insensibles.

El perdón es un acto de creación. Se puede otorgar de muy variadas maneras. Se puede perdonar de momento, perdonar hasta entonces, perdonar hasta la próxima vez, perdonar pero no dar más oportunidades; el juego sería totalmente distinto si se produjera otro incidente. Se puede dar otra oportunidad, varias o muchas oportunidades o dar oportunidades con determinadas condiciones. Se puede perdonar en parte, en su totalidad o la mitad de una ofensa. Se puede otorgar un perdón general. La mujer es la que decide (13).

¿Cómo sabe la mujer si ha perdonado o no? En caso afirmativo, tiende a compadecerse de la circunstancia en lugar de sentir cólera, tiende a compadecerse de la persona en lugar de estar enojada con ella. Tiende a olvidar lo que tenía que decir al respecto. Comprende el sufrimiento que dio lugar a la ofensa. Prefiere permanecer al margen. No espera nada. No quiere nada. Ningún estrecho lazo alrededor de los tobillos tira de ella desde lejos para arrastrarla hacia acá. Es libre de ir a donde quiera. Puede que la cosa no termine con un "vivieron felices y comieron perdices", pero a partir de ahora estará esperándola con toda certeza un nuevo "Había una vez".
 

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