jueves, 4 de febrero de 2010

LAS MUJERES DIOSAS TERCERA PARTE


CONCEPCIÓN ESOTÉRICA

Las mujeres, no aceptan la muerte como un fin, al no concebir un cielo o un infierno en el sentido cristiano, aceptan como tantas otras religiones de la antigüedad, el proceso de la reencarnación.
 
La autora Mariechild dice: "... Creen en la magia porque admiten al mundo como algo más que una realidad física. La magia no actúa contra la naturaleza, la magia de las mujeres era el resultado de una profunda comprensión de cómo trabajar y actuar conforme a ella, la relación con la misma naturaleza permitía la unión con sus ciclos, tenían la visión y sus facultades abiertas, los cinco sentidos completamente descongestionados y aperturados hacia dentro y fuera, además del sexto sentido, el psíquico, el que les permitía la conexión con el mundo más allá de lo físico. Cuando estas facultades son desplegadas, se tiene acceso a la energía y a la información espiritual y síquica, la sensibilidad síquica por si sola".

La magia, por aquella época no era sólo un medio de adivinación del futuro, ni la comunicación con los espíritus o hacer que la propia voluntad trabaje siguiendo varios fines, era un arte, llamada el arte de los sabios, y requería de una mente integra, de pensamientos, sentimientos e intuición capaz de proporcionar una conexión significativa entre el mundo material y el mundo espiritual. Las civilizaciones anteriores a los dioses eran al mismo tiempo matriarcales y pacifistas, estaban estructuradas de forma muy distinta al mundo de hoy.


Sin limitarse al Oriente Medio, la llamada "cuna de la civilización", la Edad de Oro de la tríada de devoción a la diosa, matriarcado y paz se extendió por Egipto, el mundo greco romano, Creta, Persia, Islas Británicas, Irlanda y norte de África. En estas culturas y en docenas de otras más mandaba la diosa y las mujeres. Las familias estaban compuestas por madres e hijas que vivían en grupos comunales sedentarios dedicándose a la agricultura y el cuidado de los hijos, participando en los ciclos de la luna y de las estaciones.

Corroborando el criterio que sostiene este tema la autora Diane Stein dice que "La herencia y los niveles de familia se seguían por orden de nacimiento según la línea materna. No había paternidad en estas sociedades, ya que las mujeres no eran monógamas. Un niño pertenecía a su madre y al conjunto de la comunidad".

El pensamiento se ese momento como deidad suprema era la propia tierra en la forma de una mujer que da vida a todo, las mujeres que guardaban en sus propios cuerpos el misterio y el conocimiento del nacimiento eran las madres y dirigentes de la civilización. Entre las mujeres había una progresión joven-madre-anciana a la que se adaptaban las enseñanzas y las funciones sociales.

Al principio todas las sociedades habrían pasado por una primera etapa de matrilinealidad. Al respecto afirma MORGAN, Lewis H "Allá donde la descendencia se sigue por la línea femenina como lo era universalmente el período arcaico y continuó subsistiendo instituciones matriarcales a principios del nacimiento de los Estados, entre ellos la herencia al trono por vía matrilineal, lo que pone de relieve la presencia del matriarcado arcaico".

El clan totémico la concepción de lo matriarcal se conocía en que la vida de cachorro salía del vientre de la madre, de ella se alimenta y con ella se identifica, lo que marcó una diferencia a favor de la mujer y generó una exclusión del hombre del poder.

Han sobrevivido huellas de descendencia matrilineal y hasta de matriarcado en las civilizaciones egipcia y cretense, inclusive las primeras civilizaciones neolíticas otorgaron la mujer la mas alta condición. La influencia femenina en la sociedad era principal ya que de las mujeres dependía el desenvolvimiento en todos los campos, en lo económico, la estructura social y el poder que ejercían, la familia matricéntrica estaba compuesta por la madre y los hijos que formaban una unidad económica autosufieciente.

En la Prehistoria durante miles de años los núcleos de población se agrupaban ante todo alrededor de las mujeres, pues las mujeres por su condición ocupaban un lugar importante en la familia, la sucesión de los bienes y posesiones valiosos que heredaban sólo las hijas, las mujeres cazaban, recolectaban, araban y recogían los frutos para proveer de alimentos a sus hijos, ellas eran las que los cuidaban cuando estaban enfermos, celebraban cultos para pedir a la Madre Naturaleza que los protegiera.

Se puede mencionar el criterio de Pirenne: "En estos grupos humanos es la madre la que aparece esencialmente como fuente de toda la vida, de un modo particular en esa época en que la unión conyugal no existía de modo estable".

Así en la Prehistoria y en algunas regiones todavía a principios de los tiempos históricos, estuvo vigente una sociedad matriarcal pacífica virginal, entendida como una mujer que es virgen, es completa-en-si-misma, en la que lo femenino jugaba el papel principal en el mundo social, las mujeres ejercían su autoridad sobre sus descendientes matrilineales reunidos en tribus independientes, este poder era el político, económico, religioso.

Para la historiadora PÍA LABIOSA ZAMBOTTI, en las más antiguas culturas agrícolas, mandaban las mujeres, la Gran Madre tenía a su servicio una corte de doncellas, hijas, nietas, parientes, etc. constituye una familia natural similar a la que el mundo de las abejas , en la que la abeja reina dominaba rodeada de una corte de obreras". Vivian en comunidades sin guerras porque la autoridad era ejercida legítimamente por descendientes matrilineales de la madre Ancestral, la diosa que había dado origen al pueblo, de este modo se aceptaba de igual manera la legalidad del poder de la mujer.

El rol femenino era concebido como un poder mágico, elevándola a lo divino, la mujer fértil, la de grandes pechos, de vientre robusto paso a ser sacerdotisa y reflejo de la Gran Madre Tierra.

Concepciones místicas

Gran Madre representa a la Tierra desde donde nace toda la vida y adonde retorna al final del ciclo natural.
Las primeras estatuas de este tipo fueron pequeñas figurinas de "Venus" embarazadas, que pertenecen a la Edad del Hierro en Europa y Rusia (alrededor de 30.000 años a. C.). Estas pequeñas figuras no poseen rasgos distintivos de cara, manos o pies, evidenciando claramente que su importancia reside en sus pechos llenos y en su vientre abultado.

La fertilidad de la Madre y la fertilidad de la Tierra en estas culturas primitivas siempre están conectadas, desde el Paleolítico cuando se cazaba y recolectaba el alimento hasta los tiempos de la agricultura, cuando se cultivaban granos y se domesticaban animales. Así, el toro representaba tanto a la antigua domesticación de animales protectores, como el signo astrológico y la constelación de Tauro. Este, astrológicamente, es "el signo de las madres" y está vinculado con las Pléyades y Venus.

Hay numerosos ejemplos de soberanas que ejercieron solas el poder y la soberanía en todos los continentes, reinas que también realizaban el sacerdocio, esto se demuestra en representaciones iconográficas en las que aparecen mujeres con los atributos de sus funciones políticas, religiosas y judiciales, así se manifiesta en objetos como coronas, collares, tronos, cetros, símbolos de poder legítimos, recibidos por vía matrilineal y emanado del cielo, ya que se asociaba el reino de la tierra con el reino de los cielos por el vinculo que sostenían con las estrellas y el más allá.

Concepciones religiosas

La espiritualidad traspasa las creencias limitantes de la religión, y aparece en los humanos desde los primeros tiempos. Algunos científicos incluso llaman a nuestra especie animales religiosos. Como dice la autora Busapest: "Surge la religión en el proceso que formalizó en el que parece ser de la comunicación espontánea con los espíritus que rodean".

A la vez las mujeres se constituían reinas, sacerdotisas que ejercían un poder teocrático como encarnación viviente de a Diosa, además de realizar la labor de juezas castigando a los delincuentes en defensa de sus territorios, administraron sus riquezas y desempeñaron un papel muy determinante en aquella época en que sus súbditos las admiraban. Fueron llamadas en diferentes regiones por nombre que se derivaban de nombres de la Diosa.

La mujer aporta a la evolución de la humanidad como inventora de numerosos hechos culturales: la agricultura, diversas técnicas de transformaciones de productos alimenticios, farmacológicos, minerales, cerámica, curtido de pieles, artesanías del tejido, herramientas,... Y el gran papel jugado por la mujer en los inicios de la cultura humana: como maestra-nodriza, curandera, sacerdotisa, poetisa, escribana, jueza,... lo que patentizaría la existencia del matriarcado en la Prehistoria. Los estudios se apoyan en las nuevas teorías antropológicas, en estudios de primates y se complementan con estudios de las creencias y de la sociedad de diversas regiones y hallazgos arqueológicos.

En las familias el más importante papel lo jugarían las mujeres, en las primeras sociedades la mujer sería más importante que el varón. Y las jerarquías se establecerían entre las hembras emparentadas, al igual que ocurre entre las primates. Las hijas permanecerían en el grupo femenino y los hijos varones abandonarían el hogar estable femenino, y los adultos entrarían de manera transitoria.

La madre seria la jefe de las bandas y tribus que se desplazaban en la fase recolectora, depredadora-parasitaria de la Naturaleza; la cabeza de familia, tendría el papel principal. Era la que protegería a sus hijos cuando enfermaban; sería el centro.

En el régimen social matriarcal predominaba la madre e importaban los lazos de sangre. Y en las familias el más importante papel lo jugarían las mujeres. Ellas tendrían el mayor status social, ostentarían el poder político, regirían la sociedad: serían reinas. "En las más antiguas culturas agrícolas, mandan sin ninguna traba las mujeres: la gran madre incluso tiene a sus servicio una corte de doncellas, hijas, nietas, parientes, etc."

Laviosa, 1959:

Sin duda, en las primeras edades de la historia humana el milagro y la fuerza mágica de la mujer fue una maravilla no menor que el universo mismo, y esto dio a la mujer un poder prodigioso, y una de las preocupaciones principales de la parte masculina de la población ha sido destruirlo, controlarlo y emplearlo para sus propios fines." (Campbell, 1991: 358). El varón en los primeros grupos ocuparía una posición subsidiaria. Precisamente esta posición sería la que les llevó a rebelarse. "

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